El algoritmo te conoce más de lo que te imaginas, de hecho, hay cosas que nunca han pasado por tu mente, pero que gracias al algoritmo ahora no salen de allí. Este se ha convertido determinante para determinar el contenido que ahora consumes.
Comprender cómo operan estos algoritmos y cómo afectan nuestras interacciones en línea es el primer paso para abordar y mitigar los riesgos que representan, especialmente para el público adolescente.
Si no conoces del tema, un algoritmo es una secuencia de instrucciones utilizadas para realizar una tarea específica. En el contexto de las plataformas digitales, los algoritmos se utilizan para personalizar la experiencia del usuario. Por ejemplo, los algoritmos de recomendación en YouTube sugieren videos basados en tus visualizaciones previas, tus “me gusta” y tu historial de búsqueda.
Los algoritmos funcionan mediante el análisis de grandes cantidades de datos para identificar patrones. Utilizan técnicas de aprendizaje automático o machine learning para mejorar sus recomendaciones con el tiempo.
Este puede funcionar de las siguientes maneras:
- Recopilación de datos: la plataforma recopila datos sobre tus interacciones (clics, likes, tiempo de visualización, etc).
- Análisis de datos: utiliza técnicas de análisis para identificar patrones y tendencias.
- Predicción: el algoritmo predice qué contenido te podría interesar en función de los patrones identificados.
- Recomendación: te muestra el contenido recomendado basado en la predicción.
Peligros de los algoritmos para los adolescentes
Sin embargo, el algoritmo puede llegar a ser peligroso para los adolescentes ya que le puede dar información de lugares, personas, o productos que pueden ser riesgosos.
Además del aislamiento, ya que los algoritmos de las redes sociales y las plataformas de contenido tienden a mostrarte más de lo que ya te gusta y con lo que interactúas, lo que puede llevar a la creación de “burbujas de filtro“, donde solo ves contenido que refuerza tus creencias y gustos actuales, aislándote de perspectivas diferentes. Para los adolescentes, puede tener consecuencias como limitar su visión del mundo y obstaculizar su desarrollo personal.
Además que los algoritmos no siempre pueden distinguir entre contenido apropiado e inapropiado, especialmente si ese contenido genera muchas interacciones, pudiendo llevar a los adolescentes a la exposición de contenido violento, sexual o comportamientos peligrosos.
Por último, pero no menos importante, las plataformas están diseñadas para mantener a los usuarios enganchados el mayor tiempo posible. Los algoritmos logran este objetivo mostrando contenido altamente adictivo, lo que puede resultar en que los adolescentes pasen horas en sus dispositivos, afectando su salud mental y física.
No olvidemos que los algoritmos dependen de la recopilación y análisis de grandes cantidades de datos personales, generando serias preocupaciones sobre la privacidad, ya que los datos de los adolescentes pueden ser utilizados de manera inapropiada o ser vulnerables a brechas de seguridad.
Para evitar estos riesgos y que los adolescentes puedan protegerse, recomendamos:
Hablar abiertamente: crear un entorno donde los adolescentes se sientan cómodos hablando sobre sus experiencias en línea y cualquier contenido que les preocupe.
Educación digital: es fundamental que los adolescentes comprendan cómo funcionan los algoritmos y sus posibles riesgos. La alfabetización digital debe incluir información sobre privacidad, seguridad en línea y pensamiento crítico.
Control de privacidad: revisar y ajustar las configuraciones de privacidad en las redes sociales y aplicaciones para limitar la cantidad de datos compartidos.
Diversificar fuentes de información: animar a los adolescentes a seguir diversas fuentes de información y contenido para evitar las burbujas de filtro.
Tiempo de pantalla controlado: establecer límites de tiempo para el uso de dispositivos y fomentar actividades fuera de línea.